Del Duero al Olival: Celebrando el Ciclo Terrestre
Tras el fervor de la cosecha, con las vides pintadas de oro y violeta siendo cuidadosamente despojadas de sus preciados frutos, llega el momento de otra tradición muy arraigada en nuestra tierra: la recolección de la aceituna.
En los olivares del Duero predominan variedades como Galega, conocida por su aceite de oliva suave y ligeramente dulce, Cobrançosa, que ofrece aceites intensos con notas de hierba fresca, y Verdeal, apreciada por sus aromas frescos y herbáceos. Estas variedades reflejan el terruño único de la región, donde el clima y el suelo dan características distintas a la fruta y al aceite.
La recolección de la aceituna es un proceso que mezcla tradición e innovación. En muchos olivares todavía se utilizan métodos manuales, preservando el contacto humano con la tierra, mientras que en otros, la maquinaria moderna agiliza el trabajo. Las aceitunas recolectadas van a la almazara, donde se procesan de diferentes formas:
El aceite de oliva virgen extra , extraído en frío, es el más puro y conserva los aromas y nutrientes, mientras que el aceite de oliva virgen mantiene una alta calidad, pero con ligeras diferencias sensoriales, en cambio, el aceite de orujo de oliva se produce a partir de residuos y se utiliza principalmente en cocinas industriales. .
En los molinos tradicionales aún se conserva el método antiguo: las aceitunas se trituran en muelas de piedra, se bate suavemente la pasta y se separa el aceite mediante decantación natural. Este proceso da lugar a aceites de oliva que son un auténtico homenaje al auténtico sabor de la región.
Así como el vino celebra la vida, el aceite de oliva es símbolo de unidad y prosperidad. Cada gota cuenta una historia de dedicación, paciencia y respeto por la naturaleza, perpetuando un patrimonio a la vez cultural y gastronómico.
Portugal es actualmente el sexto productor de aceite de oliva del mundo, con una producción anual que ha aumentado significativamente en los últimos años. En 2022, el país alcanzó un récord de 215.260 toneladas de aceite de oliva, lo que refleja un crecimiento impresionante. Debido a la apuesta por técnicas modernas y a la gran mejora de la calidad, más del 90% del aceite de oliva producido en Portugal es de categoría virgen extra , considerado el de mejor calidad.
La región que más contribuye a la producción nacional es el Alentejo, donde se concentran los olivares intensivos y en seto, responsables de alrededor del 85% de la producción. En cuanto a variedades de olivo, algunas de las más emblemáticas son Galega, Cobrançosa, Cordovil y Verdeal, aunque también hay una creciente plantación de variedades foráneas como Arbequina y Picual.
En cuanto a la producción de aceite de oliva, Portugal destaca por su calidad superior, con métodos como la extracción en frío que preservan las propiedades beneficiosas del aceite de oliva. Las nuevas técnicas de riego y la adaptación a los desafíos climáticos también han sido fundamentales para sostener la producción.
En definitiva, Portugal no sólo es un gran productor de aceite de oliva, sino que también es líder en la calidad de su producción, siendo el Alentejo la principal región productora.